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La geopatía y su influencia en el aura humana



El estrés geopático, también conocido como geopatía, se refiere a la influencia nociva que ciertas zonas o ubicaciones geográficas podrían tener sobre la salud humana. 

Es causado cuando se está mucho tiempo o se vive  en zonas que podrían emitir radiaciones o campos energéticos que alteran el equilibrio biológico del cuerpo, causando diferentes síntomas y problemas de salud. 

El estrés geopático da pie al desarrollo de un desequilibrio o enfermedad corporal generada por permanecer mucho tiempo cerca de alguna de las líneas de energías nocivas que existen en la tierra.

Se ha demostrado que el estrés geopático suele ser el factor común de muchas enfermedades graves y leves y de dolencias crónicas así como debilitamiento del sistema inmunitario.


Deficiencias cardiovasculares, trastorno por déficit de atención, trastornos de deficiencia inmune, fatiga crónica, son algunas de las influencias nocivas causadas por geopatías. 

Otros efectos pueden manifestarse en el organismo como dolores crónicos, dolores de cabeza repentinos, signos de envejecimiento físico, irritabilidad, inquietud y trastornos del sueño. 

Cuando la radiación natural de los campos electromagnéticos que emanan del agua subterránea, las concentraciones de minerales, las fallas y cavidades subterráneas, no es tenida en cuenta es cuando enfermamos. Así pues estos campos de radiación distorsionada son perjudiciales para todos los organismos vivos.

Por qué ocurre el estrés geopático


Según la mayor o menor intensidad de las radiaciones, el tiempo de permanencia sobre las mismas, y la predisposición, las personas pueden llegar a verse afectadas por las geopatías. 

Las dolencias menores al principio  pueden derivar en casos  reumatismo, problemas circulatorios, afecciones bronquiales, artrosis, alzheimer, parkinson, úlceras y tumores. 

Lo anterior sucede si las radiaciones llegan a afectar y destruir nuestro campo magnético individual y protector. 

Generalmente, el organismo tiene la suficiente capacidad descompensar las perturbaciones pasajeras que puedan causar un campo magnético externo desarmónico. 

Pero si queda expuesto un tiempo muy prologado a las influencias energéticas nocivas de un campo más fuerte, entonces las células se despolarizan y ya no trabajan en relación armónica. Se produce un desorden en el organismo, notándose físicamente sus efectos en el cuerpo humano.

En general muchas de las afecciones no tienen explicación médica, pues el estrés geopático también es un factor común en casos de infertilidad y abortos involuntarios, dificultades de aprendizaje, problemas de comportamiento y discapacidad neurológica en los niños.

La respuesta al tratamiento contra el estrés geopático suele ser lenta y en apariencia sin cambios visibles. Sin embargo, cuando nuestra casa o lugar de trabajo se neutraliza, nuestro cuerpo empieza a sanar y recuperamos la tranquilidad y el estado armonioso original que seguramente ya ni recordábamos.

Las líneas Hartmann como fuente geopática


Las geopatías se originan en campos electromagnéticos que emanan de estructuras como cables de alta tensión, antenas de teléfonos,  televisión por satélite, postes eléctricos, cajas de fusibles son igualmente nocivos.

La principal fuente de desequilibrio geopático son las líneas Hartmann. Estas líneas pueden ser detectadas y neutralizadas. Fueron descubiertas en 1950 por el médico alemán, Ernst Hartmann. 

Forman una red alrededor de la tierra, corriendo de norte a sur y de este a oeste, formando una rejilla, y se extienden a una altura de 60 - 600 pies. Son como paredes invisibles desde la tierra hasta la ionosfera, y su efecto se manifiesta hasta el piso más alto de un edificio, atravesando cualquier tipo de material.

El origen de la red Hartman se atribuye al campo magnético y eléctrico terrestre, (por lo que muchos la consideran como el sistema nervioso de la tierra). 

Hoy en día resulta más nociva que antaño porque la tierra la utiliza también para canalizar el excedente de campos electromagnéticos artificiales creados por el hombre (conocidos como electro-smog).

Por estas líneas circula el exceso de radiación tanto cósmica como telúrica. Son puntos especialmente peligrosos las intersecciones o cuando confluyen dos líneas, pues afectan a la salud sobre todo cuando se suman a las corrientes subterráneas o a las fracturas geológicas.

Es por eso que Hartmann señala que el peor lugar en el que una persona puede dormir o trabajar es en un nudo de 2 líneas Hartmann, es decir, donde dos líneas se cruzan. Esto, debido a la radiación que emite ese lugar. 

En esos cruces convergen toda una serie de factores distorsionantes, como una mayor ionización, mayor incidencia de radiación cósmica, mayor presencia de radiaciones gamma, mayor afluencia de neutrones desde el interior de la tierra y mayor presencia de microondas.

Los peores lugares son aquellos donde las redes de Hartmann cruzan una falla o una veta de agua o río subterráneo.

Nuestros antepasados sabían neutralizar geopatías

Existen múltiples evidencias de que nuestros antepasados eran maestros en el arte de neutralizar geopatías (geobiología), y vivían en total armonía con su entorno. 

No es por casualidad que los lugares más sagrados de la humanidad (monumentos megalíticos, pirámides, templos, catedrales…) estén situados en zonas de fuerte actividad telúrica y alta concentración energética. 

Las antiguas civilizaciones conocían la existencia de este tipo de energía. 

Se basaban en el conocimiento de los puntos y lugares de la Tierra en los que las energías y las vibraciones electromagnéticas son positivas, usaban la geomancia, observaban el terreno. También se valían de instrumentos destinados para ello, y tomaban en cuenta la sensibilidad energética y telúrica de los animales y de las personas preparadas y dedicadas a estas técnicas y labores.

Cómo detectar geopatías

Una manera sencilla es observar a los animales, si es que tenemos la suerte de tener alguno en casa, porque al igual que las plantas tienen un sexto sentido capaz de detectar estas energías sutiles de la tierra.

Si nos fijamos en los animales salvajes podemos observar como eluden las zonas geopatógenas ya que no hacen sus madrigueras ni sus nidos en estas zonas. 

Si tenemos un sofá en el que acabamos cansados o malhumorados siempre que nos tumbamos en él, y si además nuestra mascota no quiere estar allí, es muy probable que pase una franja Hartmann justo por donde esta el sofá. La recomendación es cambiarlo de sitio

Igual pasa si colocamos plantas en un mismo rincón o espacio, y todas acaban muriendo, puede que pase por él una línea Hartmann. 

Es por ello que muchas veces las plantas viven bien en un lugar de la casa y en otros no sobreviven porque lo atraviesan estas franjas. Las plantas más sensibles son el culantrillo y el perejil en maceta.

La mejor solución pasa por ir probando donde nuestras mascotas o nosotros nos sentimos bien, ir cambiando los muebles de sitio. 

Igualmente se pueden contratar los servicios de un experto en la materia que nos confirme por dónde pasan líneas Hartman, para así poder evitarlas. Ayudará a saber si por debajo de nuestra casa hay una falla en el terreno, si hay cavidades subterráneas o venas de agua pueden ser otros elementos que nos ayuden a vivir más sanos.

Aquí unos consejos para detectar fuentes de estrés geopático:







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